Tendré que enojarme con cada cosa que me recuerde a él, enojarme hasta odiarlo, y odiarlo hasta olvidarme de él.

jueves, 3 de noviembre de 2011


- ¿Qué haces aquí sola? - dijo el chico mientras se acercaba a ella con aire despreocupado y dejaba caer en la arena. Charlotte se quedó mirándolo como si de repente fuera lo único que había en toda la playa. Él y el sol granate escondiéndose poco a poco por el horizonte.
- Se han olvidado de mí - dijo con una sonrisa triste en el rostro. La gente se olvidaba muy a menudo de muchas cosas importantes, y mucho más de cosas no tan importantes. A todo el mundo podía pasarle alguna vez. Además seguro que tenían una buena excusa para haberla dejado sola en la playa.
- ¿Cómo podría alguien olvidarse de ti? - la voz de Samuel sonaba melodiosa, romántica sin que tuviera que hacer ningún esfuerzo para ello.
- La personas a veces se olvidan de las cosas importantes agachó la cabeza y comenzó a jugar con la arena. El chico suspiró. Estaba tan de acuerdo con eso que no se le ocurrió nada para hacerla cambiar de opinión. Simplemente asintió.
- Yo venía a darme un baño - tras decir esto el chico se levantó y se deshizo de su camiseta. - ¿Quieres acompañarme? - Charlotte se levantó y se quitó la ropa siguiéndolo despacio hasta la orilla. Cuando el agua fría se puso en contacto con los dedos de sus pies frenó en seco, mientras una corriente eléctrica levantaba los vellos de su cuerpo.
- A veces cuando voy a meterme en el agua pienso en andar y andar, hasta llegar tan hondo que no lleguen los rayos del sol - Charlotte habló bajito, como si no quisieran que la escucharan, pero a la vez fuese lo único que quería en el mundo. Le parecía la única forma de sacar toda esa tristeza que se había sentado en su pecho, enfadada, y parecía quedar quedarse ahí para siempre.
- A mí me pasa siempre - dijo el chico mientras miraba al horizonte y la cogía de la mano. Tirando de ella hasta el fin del mundo.

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