
¿Qué hago cuando me doy cuenta que te quiero más de lo que realmente debería quererte, más de lo que jamás pensé que te querría? Simplemente tengo que dar la vuelta, alejarme, y dejarte ir. Porque nuestros rumbos son diferentes, porque aunque por mi cuerpo pasen miles de cosas, se vé que por el tuyo ni la mitad de lo que siento puede notarse. Es que aunque me juegue la vida por verte, me arriesgue a mil cosas por tenerte... no vale la pena. Cuando algo no vale la pena realmente no hace falta poner a prueba nada, porque todo lo que haga siempre, de una manera u otra, va a salir mal, me voy a arrepentir, o voy a terminar en un rincón llorando. Intento evitarlo, pero no. No puedo. Sencillamente no puedo evitarte, no puedo no-pensarte, se me hace imposible que cada día aparezcas en mi mente. Y más allá de que me interese hasta el moviento más mínimo que mostrás, y a vos no te preocupe absolutamente nada de mí ni mucho menos de lo que estoy diciendo: te quiero y ése es un gran motivo para volver a intentarlo, una y otra vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario