Tendré que enojarme con cada cosa que me recuerde a él, enojarme hasta odiarlo, y odiarlo hasta olvidarme de él.

jueves, 3 de noviembre de 2011


Masoquista. Así me etiquete. No solo parece (o eso me dicen) que me gusta el dolor, sino que lo vivo como si fuera a matarme. De hecho lo hace, de a poco, sacandome, quitandome sin permiso alguno. Vivi siempre de esto, vivi del dolor, de la agonía de no ser lo que siempre espere (esperaron) de mi. Sobrevivi anhelando cosas imposibles y me quede con las manos vacías. Esperando como una tonta ilúsa. Siempre me engañe, siempre me dije que la vida es más que dolor y ahora, lo único que encuentro es desconsuelo, esta falta de 'algo' que me haga feliz. Nunca fui feliz. Nunca conoci lo que todos llaman felicidad. Siempre me la invente, la fingi para consolarme, para hacer como que el sol brilla cada día de mi puta vida cuando en realidad en mi mundo llueve a diario y las paredes de cada habitación se desmoronan sobre mí. Siempre creyendome poderosa y fuerte, para que me vean así. Para que digan "mirá que fuerte la nena, resiste cada dolor y sonríe hasta cuando todos lloran". De chica aprendí a sufrir la vida, nunca me dieron espacio para disfrutarla. Y quizás me crean una estúpida, una mal agradecida porque no negare que tengo lo que deseo (una casa, una familia, comida, y una vida) pero nada de todo eso te vale cuando sólo podes sentirte así, nula, un cero a la izquierda, una mierda, algo que nadie quiere cerca. Quizás me auto genero el dolor, quizás realmente soy esta persona que no sabe vivir porque quiere. Aunque no lo veo así, me dicen que es así. La dramática de mamá, la que siempre llora, la que no concilia el sueño, la que se la pasa de malhumor, la considerada gordita "linda" de la familia. Siempre en el humbral. Mis ojos se apagaron tanto, que cuando me veo al espejo extraño esa vivacidad, ese brillo que antes habia en ellos. Lo único que pueden expresar es soledad y una pena que podría amargar a quien los vea fijo sin miedo a caer en la oscuridad que habita en ellos. Me evito, me evitan, me temo, me temen. Vivo el dolor porque me hace sentirme viva, me hace sentir que todavia no morí, que sigo acá, caminando a paso trotuga y tropezando, cayendo, arrastrandome. Debe de ser que me convertí en un monstruo, en algo lo suficientemente indeseado como para no merecer vivir. Me malvivo dia a dia y aunque intente sonreir con el alma, mi corazón llora como condenado a una muerte eterna. Soy un tormento para cualquiera, ¿quien querría a este trapo?. Nadie. No me pidan que no sufra, que no me desviva, que no me aflija, que no me torture, que no me haga daño, que no me duela este calvario. No me pidan que viva esta soledad, no lo deseo. Dejenme engañarme que por lo menos así mantengo algo dentro mio, dejenme sentirme dolida. Nadie me quiere enmendar. Si no estás dispuesto a enmendarme, no me hables de dejar. No me hables de dolor. No me hables de lo que no conoces, de lo que no podes sentir con tu propio cuerpo. No me condenaré a dejar de sentir(me).

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