
Te mire a los ojos. No podía entender nada. ¿Enserio me habías dicho que todo había terminado? ¿El juego había terminado? ¿Así como así me ibas a dejar?. No quería escuchar, la persona que siempre quise, la que me había prometido un "por siempre juntos" me había cambiado por un destino sin propósito alguno. Había cambiado el mío por una ruleta rusa. Después de meses de un juego que nunca supe descifrar, de tenerme esperando por vos, de tener que dejar mil cosas por vos. Porque en verdad me importabas. Ahora, no podía entender como es que estábamos despidiéndonos sabiendo que te tendría que ver otras mil veces más. Me latía el corazón como un león rugiendo en silencio. Me dolía, se me oprimía cada dos por tres. No entendía por qué me hacías todo eso, con que razón, ¿con que derecho me haces esto?. Entonces decidí que lo mejor era dejarte atrás y cómo me mentí. Porque entonces descubrí que el amor es más que disfrutar de él. Es sufrir por él, volverse loco por él, desesperarse por él y hacer cualquier cosa, lo que sea y sólo... por él. Pero hoy, un año y medio más tarde, descubrí que solo fuiste un capricho. Una desesperada manera de que mi corazón se amarrarse a algo en este mundo que en su momento no me ofrecía más que sufrimiento, fuiste una buena escapatoria. Pero ahora, veo que en verdad no fuiste mi gran amor. Sólo fuiste uno, entre muchos. Y hoy en día, estoy orgullosa de decir que te dejé enterrado y tú recuerdo afortunadamente no volverá a resurgir. Te supere hace mucho...
No hay comentarios:
Publicar un comentario